María del Carmen Delfin Delgado
El cuerpo humano es la gran obra de la naturaleza, es la maquinaria creada por el Universo con un funcionamiento de gran perfección, todas sus partes tienen un trabajo específico, nada sobra y nada falta. Piezas importantes de este ensamblaje son las manos, extensiones del cerebro y, poéticamente, también del corazón. Sin ellas la especie humana no hubiera evolucionado, gracias a la posición del dedo pulgar podemos sujetar objetos, acomodar el lápiz para escribir, sostener los cubiertos, tocar, acariciar, palpar, etcétera.
Es difícil concebir una vida placentera sin las manos, aunque hay personas que carecen de estos miembros y se adaptan para sustituir sus funciones, para la mayoría el uso de las manos es imprescindible y tal vez no lo valoramos en su justa dimensión. Nuestras manos están en constante movimiento, desde que despertamos hasta la hora en que conciliamos el sueño y el descanso, ellas no dejan de trabajar, siguen el ritmo de las sensaciones cerebrales, presionan, rascan, mueven sábanas y frotan nuestros ojos.
Con movimientos de gran precisión logran que salga la esencia de los instrumentos musicales convertida en notas, salvan vidas en un quirófano, acomodan en la boca del bebé el seno que lo amamanta, son vasija para beber y plato para comer, puño que defiende y otras veces agrede, trasmiten apoyo e identidad apretando con fuerza, calman con una palmada, consuelan con una caricia, dan amor y placer.
Con las manos se habla mediante el lenguaje de señas, herramienta importante para la comunicación entre personas sordas o mudas; todos usamos códigos de señas cuando no podemos o queremos hablar: con un dedo sobre los labios indicamos silencio, con el índice señalamos o identificamos, con movimientos laterales negamos o rechazamos, moviéndolo hacia nosotros indicamos acercamiento, con el puño cerrado expresamos poder o coraje, manos entrelazadas o juntas solicitamos, en ocasiones con una seña ofendemos o despreciamos.
Las manos también son utensilios de medición con una unidad llamada palmo, se mide en línea recta del pulgar al meñique variando por el tamaño. Para las personas invidentes las manos son medio de comunicación con el mundo que los rodea pues con el tacto identifican objetos, palpan texturas y leen mediante el sistema Braille desarrollando una gran sensibilidad en sus dedos. Mediante el masaje terapéutico se logra sanar física y emocionalmente, aquí la habilidad para imprimir sobre el cuerpo la fuerza y la delicadeza con las manos depende de las necesidades del paciente. Para realizar todas estas actividades que requieren precisión, el cerebro debe estar seguro y es por eso que constantemente nuestros ojos siguen a las manos.
La habilidad para realizar actividades con la mano derecha, izquierda o con ambas da lugar a que nos clasifiquen como diestros, zurdos o ambidiestros. La piel que cubre las manos es diferente a la del resto del cuerpo, es más suave y no cambia de color, la piel en la punta de los dedos es gruesa y sensible, alberga las huellas dactilares, marcas de identidad únicas en cada persona. Una cuarta parte de la corteza motora cerebral está dedicada a controlar exclusivamente el movimiento de las manos. La tercera parte de las atenciones en salas de emergencia son por accidentes en las manos, en el tema laboral dos tercios de todos los casos involucran a las manos.
La terapia Reiki consiste en colocar las manos del terapista a una distancia muy corta del cuerpo del paciente para transmitirle mediante las palmas la energía vital universal, se utiliza para lograr el equilibrio físico y emocional para sanarlo.
La quiromancia es un proceso adivinatorio por medio de la lectura de las rayas en la piel de las manos con el objetivo de definir la sicología y la personalidad del analizado.
En la punta de los dedos se encuentran más terminaciones nerviosas que en otras partes del cuerpo, 17,000 corpúsculos aproximadamente responsables del tacto se dispersan en las manos que son el principal manipulador del medio físico y de conexión con nuestro cerebro. Esa sensibilidad se traduce en placer, las manos tienen un papel importante en el erotismo, el simple roce entre las palmas estimula el lívido, la acción de los dedos sobre labios, espalda, orejas y demás zonas erógenas desencadena una serie de sensaciones placenteras.
Son tema cotidiano, constantemente las mencionamos cuando pedimos que nos echen una mano, o cuando ya quedamos a mano, si no se ve bien hay que darle una mano de gato, o si le hace falta otra mano de pintura; también hay cosasútiles que son de segunda mano. Si no lo aprovechamos es que se nos fue de las manos, a veces sin darnos cuenta se nos pasa la mano, la solución está en nuestras manos. Para distraernos jugaremos una mano de póker y si ganamos podremos pagar la mano de obra.
Ahora pongamos manos a la obra para disfrutar del tesoro que las extensiones del cerebro y del corazón nos brindan constantemente. Lo dejo en tus manos.