Alberto Calderón P.
Dos poetas y un científico de alguna forma influyeron en el pensamiento del siglo XX, tuvieron algo en común, mencionaron que tenían comunicación con lo sobrenatural, algo que parece poco creíble, veamos los casos.
El primero del que hablaremos fue Premio Nobel de Literatura en 1923, el poeta irlandés William Butler Yeats a quien le fascinaba la magia, la experimentó como una de sus aficiones a la edad de 22 años, en ese momento no imaginó que sería galardonado con la máxima distinción literaria mundial, su interés por el hechizo, el ilusionismo y otras formas del ocultismo fue tal que ingresó a la “Orden Hermética del Amanecer Dorado”, a ella pertenecían los escritores Bram Stoker el creador de Drácula, Artur Conan Doyle autor del célebre detective Sherlok Holme y Gustav Meyrink escritor del género fantástico, entre otros connotados, la asociación estaba inmersa en el misterio que era lo que caracterizaba a estos integrantes, sobre los conocimientos de lo oculto.
Para el poeta W.B. Yeats, la filosofía mágica de creencias espirituales, la cábala judía, la alquimia, el yoga, junto a otras fuentes alimentaban la cambiante memoria de los hombres, que es parte de una mayor, la memoria de la naturaleza, que puede ser evocada por símbolos, afirmaba que los límites de lo que conocemos como real están velados más allá de nuestros ojos, esto influenció su poesía.
Carl Gustav Jung, fue una médico psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo, estuvo ligado al psicoanálisis con Sigmund Freud en 1907, las diferencias entre ambos culminan con su ruptura en 1913, al terminar esa relación es cuando escribe el Libro rojo que permanece durante 80 años bajo resguardo de la familia y sus herederos en una caja fuerte de un banco hasta 2009, ochenta años de misterio fueron develados, para algunos estudios del tema representó el libro más influyente en la historia de la psicología. Se desarrolla a partir de una imaginación y se vale de dos personajes Elías, un anciano y Salomé una joven mujer, en el desarrollo del libro, el anciano se convierte en Filemón que es su guía espiritual y representa el conocimiento superior con el que se comunica Joung por medio de imágenes. Salomé se transforma en una figura de ánima, el libro es de difícil aceptación científica debido a su personalidad basada en pseudociencias.
El tercer caso es el del poeta Aleister Crowley originario del Reino Unido, creyente fiel del ocultismo, quien llegó a El Cairo, Egipto en un viaje de placer, su esposa recibió una comunicación extraña del dios Horus, quien le indicó que quería hablar con él, para comprobar la veracidad Aleister, le dijo a su esposa que si lo distinguía en el museo lo haría. Fueron y lo reconoció de inmediato, estaba representado por un pájaro y su número de catálogo era el 666, lo que le dio la comprobación según Aleister, al regresar al hotel le habló profunda, intensa la voz de Aiwass un ministro de Hourus, quien le dictó durante tres días (en inglés) los capítulos de El libro de la ley, con una propuesta evolutiva para la humanidad, en donde la individualidad era la premisa principal, formando una religión llamada Thelema, aunque parezca una cosa extraña y no creíble, su influencia en la cultura norteamericana fue clara con otros ideólogos afines como Ayn Rand, tuvo seguidores de comunidades cristianas y empresariales, entre ellos el ex presidente de los Estados Unidos Ronald Reagan, el Presidente de la Reserva Federal de aquella nación durante 19 años Alan Greenspan.
Como podemos apreciar la realidad supera la ficción fantástica y muchos de los movimientos ideológicos se basaron en circunstancias creadas en la imaginación de sus autores.
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Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores (REVECO).