María del Carmen Delfin Delgado | Imagen:Internet

Sabemos del valioso acervo cultural y científico que las culturas originarias de nuestro país dejaron como testigo del elevado grado de conocimiento con el que se desarrollaron, ciencias como la astronomía, la arquitectura, las matemáticas, y principalmente la medicina, son algunas de las muchas áreas que dominaron.Testigos gráficos de esa sabiduría son los códices, el Libro de la Antigua Palabra (Huehuetlatolli) donde está registrada la información que permite aquilatar y aprovechar tanta sapiencia moral y cotidiana, y los misioneros que contribuyeron, involuntariamente, con sus narraciones y anecdotarios plasmados en sus famosas obras, como Fray Bernardino de Sahagún: La Historia General de Todas las Cosas de la Nueva España; Martín de la Cruz y Juan Badiano: Librito de Hierbas Medicinales de la India; y Francisco Hernández: Protomédico General de las Indias, Islas y Tierra Firme del Mar Océano; por citar algunos, que son importantes compilaciones de los conocimientos herbolarios que los habitantes del México prehispánico tenían del saber botánico y médico.

Los habitantes originarios tenían amor y devoción por el mundo vegetal, los aztecas se interesaron por crear los primeros jardines botánicos (antes que las culturas europeas) con una gran variedad de plantas de todo el imperio para el uso médico, desarrollaron un amplio conocimiento acerca de la herbolaria medicinal. Fray Bernardino dedica a este tema más de 90 citas en su libro, registrando nombre, origen y usos, con 724 nombres y 1855 hermosas ilustraciones.

La extraordinaria recopilación de Martín de la Cruz y Juan Badiano, autor e ilustrador respectivamente, es un compendio de recetas o “remedios” donde registra en 23 capítulos los procedimientos, plantas utilizadas y las enfermedades tratadas como: catarro, lombrices, tos, pérdida de sueño, quemaduras, fractura de cabeza, herida del rayo, podagra y epilepsia, entre otras. Cita 251 nombres dentro de la herbolaria indígena.

Francisco Hernández, médico de Felipe II, es enviado por éste a la Nueva España para recabar información acerca de la flora, fauna y minerales que aportaran beneficios a la humanidad, durante 7 años recorrió el territorio mexicano recolectando especímenes y registrando datos de los tres reinos directamente de los indígenas, anotó cada detalle soportado con ilustraciones precisas hechas por artistas nativos; era tan perfeccionista y dedicado que llegó a experimentar con su propio cuerpo para comprobar la eficacia de las sustancias. Recopiló en una obra de 6 volúmenes el resultado de su ardua investigación en la cual registró 3076 especias de plantas medicinales.

Afortunadamente la herbolaria mexicana sigue vigente con saberes milenarios que mejoran y alivian los padecimientos de salud, en los hogares mexicanos es cotidiano el uso de “remedios” ocupando lo que se tiene “a la mano”, las infusiones, las pomadas y los vapores son lo recomendado cuando el padecimiento comienza; ya sea gripa, diarrea, mala digestión, tos, lesiones musculares, infecciones leves, etcétera. Los tés y los jarabes caseros son efectivos aun cuando la ciencia médica los descalifiquen, su efectividad es real ya que en la situación actual, pandemia y pobreza, se han utilizado infusiones de acuyo, hoja de guayaba, hoja de camelia (té verde), complementadas con jengibre, canela, ajo, cebolla, miel, laurel y limón, por citar algunos componentes naturales, son el antiviral tomado por la mayoría de la población. Por costumbre o por baja economía, lo primordial es su consumo y el resultado obtenido, sea físico o sicológico, suelen ser efectivos.

Nuestro país cuenta con el registro de 4500 plantas medicinales certificadas, ocupa el segundo lugar a nivel mundial en este rubro, estimaciones de la Secretaría de Salud reportan que el 90% de los mexicanos han recurrido a la herbolaria para resolver problemas de salud; científicos de la UNAM avalan y aportan investigaciones acerca de su potencial en la farmacología y como legado científico y cultural. Aquí podemos conocer más acerca de nuestro tesoro verde: www.medicinatradicionalmexicana.unam.mx.