Fuente: Maria del Carmen Delfín Delgado

El proceso de crear es una característica de cualquier ser humano, todos tenemos esta capacidad no importando la edad, el sexo o la raza; podemos hacerlo en cualquier etapa de la vida pues solo se necesita imaginación y disposición para trabajar en lo que deseamos crear, empleando la experiencia, el conocimiento y el gusto. Este concepto abarca todos los ámbitos de la existencia humana, ya que para sobrevivir tuvimos que idear la manera de estar protegidos, cómodos, bien alimentados y vestidos, creando modelos adecuados de casas, ropa y accesorios de tela, recetas para procesar y preparar alimentos, etc.

El ingenio es propio de cada uno, lo que le da la característica de propiedad única e irrepetible estableciendo un derecho sobre la obra creada, ostentando su originalidad. Todo lo que es producto de la inteligencia y la imaginación se considera una obra por pequeña que sea, en todos los campos de la sociedad como la cultura, la ciencia, la tecnología, la economía y la gastronomía por nombrar algunos.
Los humanos somos seres sociables por naturaleza y tenemos un amplio abanico de áreas donde es necesario convivir con otras personas formando relaciones de todo tipo, esto nos lleva a compartir nuestras ideas, que a otros pueden serles atractivas o benéficas, dando por resultado en algunos casos la intensión o acción de querer tomarlas como propias.

El 26 de abril de cada año se celebra el Día Internacional de la Propiedad Intelectual con el fin de dar a conocer y proteger los derechos que cada persona tiene como creador, entendiéndose como propiedad intelectual las creaciones de la mente como obras literarias, invenciones, obras artísticas, diseños, imágenes y nombres para la publicidad y el comercio, entre otros.

Las leyes protegen la propiedad intelectual mediante las patentes y el derecho de autor, a las marcas, a los diseños industriales, a las denominaciones de origen y a los secretos comerciales. La legislación procura equilibrar los intereses de los creadores y los intereses públicos para fomentar un entorno propicio donde se desarrollen la creatividad y la innovación.
Jurídicamente el Derecho de Autor se define como la descripción de los derechos de los creadores sobre sus obras artísticas y literarias, que comprenden desde los libros, las pinturas, las esculturas, las películas, composiciones musicales, hasta programas informáticos, bases de datos, la publicidad, los mapas, los dibujos técnicos, las indicaciones geográficas o denominación de origen, etcétera.

La patente es un derecho exclusivo del creador sobre su obra, es decir, una patente da la facultad a su titular para decidir cómo debe ser utilizada su invención y de qué forma por terceros especificando su compensación, poniendo a la disposición pública la información técnica y específica de dicha invención.

Una marca es un signo o nombre que sirve para especificar productos y servicios de una empresa y diferenciarla de otra, es lo que da identidad y significado, tiene un valor por sí misma pues debe causar en el consumidor un ideal en la mente. Hay versiones de su origen, una menciona que es por la marca que los artesanos imprimían o dibujaban como la firma en sus productos, otra se basa en la marca que los propietarios de ganado tatuaban en sus animales. Para su uso no cualquier nombre puede ser registrado como marca ya que debe ajustarse a las especificaciones y prohibiciones que la ley que las rige demande.

Dentro de la propiedad intelectual también se encuentran los secretos comerciales, información confidencial de conocimientos sobre productos o procedimientos industriales cuyo mantenimiento en reserva proporciona a su conservador una mejora, avance o ventaja sobre su competencia, como métodos de venta y distribución, procesos de fabricación, tipos de consumidor, cartera de clientes, y todo lo signifique datos estratégicos para el éxito de la empresa.

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