Por: Alberto Calderón P.

La naturaleza no permanece estática, mantiene siempre latente un principio que los científicos llaman “idoneidad” esta permite engendrar descendencia y con ello “selecciona”, perpetua sus genes y por consiguiente a su especie. 

Hay un orden, regido por diversos factores como el clima, las estaciones del año, los desastres naturales, el ambiente, y un desorden provocado por el hombre que provoca contaminación, extinción y otros factores. Esto nos permite vivir y sobrevivir en las más diversas condiciones, es una danza en donde todas las entidades mantienen una constante lucha por permanecer, es un caos dentro de un orden, en este desorden siempre aparece la figura de lo que mejor se adapta, a partir de preservar ciertas reglas o métodos. 

El principal objetivo es la permanencia como especie, como entidad en esta esfera que gira sobre su eje incansable. Al estar, al existir adopta una jerarquía. Así hemos visto el encumbramiento, posteriormente la extinción de especies como el hallado hace apenas unos días en Canadá, un primo lejano del T – Rex, conocido como el “segador de la muerte” que habitó en las llanuras del norte del continente americano, hace poco más de 8000 años. En este mismo mes de febrero fue encontrado otro fósil intacto en Alaska, una especie desconocida de dinosaurio, una criatura parecida a una iguana con el hocico afilado como una aguja, con una antigüedad de unos 200 millones de años. No solo los grandes animales prehistóricos van descubriéndose, recientemente se encontró una abeja primitiva atrapada en la resina de un árbol y conservada en el ámbar durante cien millones de años como lo informó George Poinar Jr. De la Universidad Estatal de Oregón.

Así se extinguieron muchas especies de este planeta otras se transformaron, pero lo realmente sorprendente es contabilizar en nuestra época especies animales o vegetales bastante longevos: sea en climas extremadamente fríos, desérticos, en la tierra o en el mar, cada día nos sorprenden los descubrimientos de especies como la medusa que se encuentra en las aguas mediterráneas que tiene la capacidad de rejuvenecer convirtiéndola en una medusa inmortal la (Turritopis Nutricula).

Pero es en el mundo vegetal donde se encuentran los mejor adaptados al planeta, baten cualquier récord uno de ellos es el (Pinus Longaeva) que en la tranquilidad de las sierras de Nevada en los EE.UU. llegan  vivir 4845 millones de años. Una especie que habita en Noruega llamada (Picea Abies) alcanza los 9500 años de vida. 

Existen otras variantes que viven miles de años gracias a sus sistemas evolutivos donde se renuevan cíclicamente o se clonan, casos sorprendentes como el álamo temblón (Populus Tremuloides) que tiene una vida cercana a los 80 000 años, gracias a que de sus raíces brotan nuevos árboles creando toda una colonia y conservando toda su información genética y es posiblemente el ser vivo más grande en la tierra. El mar tiene una planta acuática que también se reproduce por clonación lo que le permite una vida de alrededor de 100 000 años.

Nosotros los seres humanos nos encontramos muy lejos de esas cifras sorprendentes, seguimos teniendo a Janne Louise Calment, quien vino al mundo el 21 de febrero de 1875 en una provincia francesa y murió el 4 de agosto de 1997, siendo nuestro referente de vejez más prolongado hasta la fecha con 122 años.

 Somos tan efímeros en un universo terráqueo tan vasto y diverso que debemos aprovechar de forma positiva nuestro paso por la vida. ¿Usted que opina?

Xalapa2000@hotmail.com

Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores. (REVECO)