Maricarmen Delfín Delgado

Los sistemas alimentarios del planeta están fallando o no han sido planeados adecuadamente, cada día cerca de 193 millones de personas de 53 países y territorios sufren hambre en “niveles de crisis o peores”, lo que supone un aumento de 40 millones en el año transcurrido entre 2020 y 2021, destacaron la FAO y la PMA, dos agencias de la ONU. Además, existe una epidemia de obesidad en el mundo con el consecuente deterioro de la salud, aunada a la desnutrición; el acceso a alimentos saludables en términos de disponibilidad y precio es un factor predominante en ambas situaciones.

La producción de alimentos es limitada debido a los métodos de cultivo y distribución, urge un cambio en el sistema que suponga menor gasto, contaminación y aprovechamiento de los recursos naturales lo que beneficiaría a una mayor cantidad de población, sobre todo a los grupos vulnerables. Los nuevos desafíos, como el cambio climático, la sostenibilidad ambiental y los rápidos avances tecnológicos, están transformando los sistemas alimentarios y plantean interrogantes sobre cómo alimentar a la creciente población mundial de forma sostenible.

Una alternativa viable es la producción de alimentos tradicionales, el cultivo de hortalizas, verduras y frutos consumidos tiempo atrás es una opción que no se ha tomado en cuenta por los encargados de procurar que toda persona coma digna y saludablemente, como los gobiernos, los consorcios productores “socialmente responsables” y las organizaciones civiles que toman como bandera el bienestar social.

La naturaleza cuenta con vegetales que proporcionan los requerimientos diarios que el cuerpo necesita, frutos que aportan proteína, grasa, vitaminas y azúcares indicados para no padecer hambre y desnutrición; uno de ellos es el dátil, con muchas razones para considerarse uno de los alimentos del futuro.

Los dátiles contienen hierro, potasio, calcio y magnesio, y son fuente importante de fibra, tienen un elevado contenido calórico lo que los convierte en una excelente fuente de energía, por su dulce sabor pueden sustituir a los azúcares refinados, siendo una alternativa más sana que los alimentos ultra procesados causantes de obesidad. El dátil tiene un potencial sin explotar, aunque es un alimento muy conocido en muchas partes del mundo sólo se comercializan en el mundo determinados tipos pasando desapercibidos por el desconocimiento del consumidor acerca de su sabor y aporte alimenticio.

La palma datilera se ha cultivado desde hace más de 5000 años en Oriente Medio y África, actualmente se produce en Egipto, Arabia Saudita, Irán y Argelia, países donde hay gran escasez de agua ofreciendo una fuente de alimentación incluso en zonas con condiciones ambientales extremas. En Egipto se intercalan los cultivos de frutas, hortalizas, forrajes y algunos cereales en entre estas palmas. En México puede ser una opción en territorios con poca agua y semidesérticos.

Otra muy buena alternativa es la alfalfa ya que contiene una gran cantidad de vitamina K, factor importante en la coagulación sanguínea, esta modesta planta que además se comercializa a muy bajo precio, es una aliada para cuidar nuestra salud, su alto contenido en calcio, potasio, fósforo, magnesio, hierro y vitaminas A,B, C y E, la convierte en un alimento propio para el consumo, puede prepararse en ensaladas, licuada con agua o leche y en infusiones, contiene algunos de los aminoácidos esenciales que necesita el cuerpo y nuestro organismo no los produce.

Algunos estudios médicos reportan que favorece la reducción del colesterol alto y los depósitos de placa en las paredes arteriales, su alto contenido de clorofila la hace ideal para combatir la halitosis o mal aliento, ayuda a bajar las infecciones respiratorias y fortalece los pulmones, es diurética.

Finalmente citaremos al brócoli, este vegetal tiene una gran importancia desde el punto de vista nutricional ya que aporta proteínas, potasio, vitaminas B1,B2,B3,B6 y C, folatos y compuestos azufrados, además una buena cantidad de fibra; sobre todo una gran proveedora de vitamina A en forma de betacarotenos, calcio, potasio, selenio, fósforo, magnesio, hierro y ácido fólico. Con un alto poder antioxidante que protege de los radicales libres causante de los procesos de envejecimiento y prevenir algunos tipos de cáncer. Su preparación es sencilla y se consigue a precio muy bajo en mercados y centros comerciales.
La crisis alimentaria y la pobreza extrema son problemas latentes que requieren soluciones inmediatas, mientras éstas no llegan, nos toca buscar opciones al alcance de nuestras manos y de nuestro bolsillo.

Queremos un mundo sin hambre, es urgente.