Alberto Calderón P.

Compartir el conocimiento es uno de los placeres que mayor satisfacción ofrece a quien los tiene, uno de ellos son los maestros en las aulas, los científicos en las conferencias, y publicaciones especializadas, los comunicadores en ejercicio de la divulgación de las ideas, también se da en el camino de la literatura.

Es sabido que el conocimiento y la terminología científica no es del todo comprensible para el gran número de los lectores, por eso es que a lo largo de la historia, los propios científicos, trataron muchas veces el tema insertándolo en la literatura, por otro lado nos encontramos con los escritores en busca de temas para sus narraciones, es de resaltar que son variadas las incursiones como temas de novelas y relatos se han publicado con aproximaciones narrativas interesantes y muchas de ellas exitosas. La ciencia al igual que la tecnología ha servido de inspiración a los escritores, adelantándose a los descubrimientos, por su parte los científicos muchas veces reclaman la inexactitud literaria y menos valoran su aproximación rigurosa, de cualquier forma se han necesitado unos a otros a lo largo de la vida.

Alejandro Magno enviaba emisarios con oro para escudriñar por los confines territoriales y recoger escritos literarios, científicos y de toda índole que sirvieran para acrecentar el conocimiento que resguardaba la biblioteca de Alejandría. Así También lo consideraron en la edad media, muchos conocimientos sobre medicina, alquimia y naturaleza se encontraban en los libros. William Shakespeare ya lo menciona en su obra La tempestad, en donde habla de Próspero y su potencial conocimiento que le proporcionaban los libros. El creador del cuento moderno Charles Perrault, en su haber se encuentra entre otros Cenicienta, la bella durmiente, su hermano Pierre Perrault publicó en 1664 El origen de las aguas brotantes, también Historia Natural de los animales como parte de su aportación a la ciencia.

Fue en el siglo XIX que surgieron muchos creadores que destacaron por sus atrevidas y fantásticas historias cercanas al conocimiento científico, ahí apareció la figura de Mary Shelly con Frankenstein, en esta obra plasmó el interés que tenían en la época victoriana por los avances en la medicina así como en la electricidad y el temor que causaban los nuevos descubrimientos.

Otro escritor cuya influencia científica es destacada en la literatura lo fue sin duda Arthur Conan Doyle creador del detective más famoso de la historia, su influencia la tenemos hasta nuestros días, muestra de ello son las series policíacas de televisión o en el cine donde para atrapar al malhechor se utilizan una serie de elementos científicos y deducciones para lograr sus capturas. El autor estudió en la Universidad de Edimburgo donde se interesó por las matemáticas, la química y arqueología, destacando las nacientes ciencias forenses que ejercieron atinada influencia en su obras. Así Sherlock Holmes se convirtió en el primer personaje ficticio en ser nombrado miembro de la Academia de Ciencias, tanto por sus intereses en química como por su calidad humana.

De igual forma Agatha Christie quien fue enfermera en la Primera Guerra Mundial estuvo encargada de la farmacia, apasionándose de la química, las dosis, horarios, sustancias, por ello en sus novelas nos habla de la cantidad exacta de compuestos para curar o matar a lo largo de la mayoría de sus 66 novelas publicadas.

Por lo pronto le pido a usted sea feliz. Xalapa2000@hotmail.com

Miembro de la Red Veracruzana de comunicadores (REVECO).