Fuente: Xataka Mexico

En los últimos días, términos como «corriente del Golfo» y «AMOC» han llenado titulares de periódicos, radios y noticieros de televisión. No faltan los motivos para ello y, sin embargo, es una gran desconocida.Sobre todo, porque este fenómeno oceánico ha tenido un papel clave en la historia de Europa y es lo que nos separa la próxima «Pequeña Edad de Hielo». Pero vayamos por partes.¿Qué es «circulación de retorno meridional del Atlántico»? La AMOC, como explicaba Jose María Sánchez-Laulhé, «es el flujo oceánico norte sur a escala de la cuenca atlántica que se inicia con hundimiento hasta el fondo de agua fría del mar frente a Groenlandia, fluyendo posteriormente hacia el sur, y siendo reemplazada por agua más caliente que fluye en la superficie desde el sur, transfiriendo calor desde los trópicos a la costa este de Norteamérica y la costa oeste de Europa».Forma parte de las corrientes oceánicas, en concreto es el ramal del Atlántico norte de la circulación termohalina. Como el sol no calienta el mar igual en todos los sitios y los flujos de agua dulce llegan al océano por puntos muy concretos, este es el mecanismo básico por el que los océanos equilibran las diferencias de temperatura y salinidad. La AMOC es buen ejemplo de ello regulando las relaciones entre el Ártico y el Atlántico tropical.Es, además, muy importante.¿Por qué? «Sin ella, Europa occidental y el este de América del norte se enfriarían significativamente, con un gran número de efectos adversos potenciales», decía Sánchez Laulhé. Cosas como un «enfriamiento generalizado en todo el Atlántico norte y hemisferio norte en general» que derrumbaría la temperatura en Europa bajaría varios grados, nos regalaría un «fortalecimiento de las borrascas de invierno, con más y más potentes ciclogénesis explosivas» y una «mayor proporción de precipitaciones cayendo en forma de nieve en toda Europa».

No es tan raro como parece. De hecho, los análisis de los hielos polares demuestran que la AMOC se ha interrumpido en varias ocasiones (y que, de hecho, cada vez que ha pasado se ha tardado en recuperarse «del orden de un milenio»). Es más, sabemos que ciertos eventos climáticos muy significativos (como la «Pequeña Edad de Hielo» que congeló Europa entre el siglo XIV y XIX), fueron precedidos por épocas muy cálidas. Justo lo que puede estar pasando ahora.Pero lo más interesante que hemos extraído de estos últimos análisis es que las interrupciones han sido muy bruscas. Eso ha llevado a los investigadores a creer que existe «un umbral -un punto de inflexión (tipping point)- que una vez traspasado la interrupción se vuelve inevitable».

Ese sería el umbral al que nos estamos acercando. Ya sabíamos que la Corriente del Golfo estaba en su peor momento en 1500 años, lo que no teníamos tan claro era que nos estábamos acercando tanto al que parece, por ahora, el umbral más claro que conocemos «el transporte de agua dulce vinculado a la AMOC en la latitud 34º sur».Y eso nos enfrenta a una de las situaciones más paradójicas del cambio climático: que en pleno calentamiento global, Europa puede quedarse congelada con la «fuerte disminución de la vegetación y la productividad de los cultivos» que vendría detrás. Vivimos tiempos inciertos.