Hoy tuve el honor de estar en el Auditorio Nacional, en el IV Informe de Gobierno de nuestra admirada Claudia Sheinbaum.

Confirmé la opinión que ya tenía de ella: es extraordinaria. En su persona, en sus logros, en su compromiso con la transformación del país.

No fue como la mayoría de los Informes de Gobierno, solemnes presentaciones de resultados (que, en el caso de Claudia, son muchísimos).

La neta es que me cuesta trabajo explicárselos. Lo que había hoy en el Auditorio era una energía que flotaba en el ambiente, una vibra positiva, una sensación de fiesta, la impresión de estar viviendo un capítulo de la historia.

Claudia, dueña del escenario. Segura, madura, empoderada. En la plenitud de su vida y de su carrera, transmite la confianza de quien está lista para lo que sigue.

Hoy vimos a una mujer que reúne sobradamente las cualidades personales que se requieren para el servicio público moderno, eficaz y honesto que queremos todas y todos.

Posee la rarísima combinación de una formación técnica de alto nivel –es física, con doctorado en ingeniería ambiental-, la experiencia del paso por encargos complicados de administración –Medio Ambiente de la Ciudad de México, Jefatura en Tlalpan- y la sensibilidad política y coherencia ideológica de quien ha militado en la izquierda toda su vida.

Les platiqué que, hace tres semanas, me hizo favor de invitarme a dar una vuelta por el trolebús elevado que inauguró en Iztapalapa y que es único en el mundo, con siete kilómetros de “segundo piso” exclusivo para el transporte público. Ni en China tienen uno así.

Y así es su aprobación en la Ciudad de México, donde el 61.8 por ciento de sus gobernadas y gobernados aprueban su gestión.

Como muchas y muchos, yo estoy más convencido que nunca: es Claudia.

*Diputado local. Presidente de la Junta de Coordinación Política.