Maricarmen Delfín Delgado

El paraíso, un lugar tranquilo y hermoso donde se inició la vida con el primer hombre y la primera mujer, nos cuenta la Biblia, también se dice que es el lugar donde habitan las almas de los justos después de la muerte y gozan de felicidad completa en todas sus regiones.

Realmente, no es necesario llegar al final de la vida para entrar a ese mundo celestial, aquí, en el plano terrenal gozamos de un edén, una réplica del que tuvieron Adán y Eva, un paraíso con aroma y sabor agridulce que deleita los sentidos y exalta los sentimientos: Martínez de la Torre, el cítrico paraíso acurrucado entre el mar y la montaña, cobijado por el abrazo del Río Bobos.

Tierra bendecida con la fertilidad que se extiende en cada rincón de su territorio, la frescura y el verdor de su entorno pintan paisajes como obras salidas de diestro pincel, adornadas con cálidos colores de los frutos que la han puesto en un lugar privilegiado y de fama mundial.

Ciudad joven de historia antigua, que en el siglo XVI iniciaba como pequeña semilla en Los Llanos de Almería, ya en el siglo XIX brotaba como hermoso árbol que prometía ser frondoso y productivo en Paso de Novillos, para convertirse en municipio en 1882. En los albores de la Revolución Mexicana toma la categoría de villa para finalmente ser nombrada ciudad en 1956.

 En 1952 se realiza la primera feria agrícola, ganadera e industrial gracias a la iniciativa de don Manuel Zorrilla Rivera, con el respaldo de don Manuel Manterola y el general Manuel Ávila Camacho. Años después con esfuerzo y dedicación   el señor Zorrilla adquiere en 1974 un espacio propio para el gran recinto ferial. Digno espacio para la convivencia y el acercamiento familiar en este pueblo generoso y hospitalario que abrió sus puertas, y lo sigue haciendo, a hombres y mujeres con oportunidades de trabajo y progreso personal y colectivo.

El 18 de mayo de 1952 se anunciaba en el Semanario “La voz del trópico”, la importancia que tendría esta primera feria, también se hizo propaganda a través de la XEW y los principales diarios de la capital del país, gracias al apoyo y cooperación de empresarios, autoridades y la sociedad en general para recaudar el recurso económico ya que se calculaba tendría un costo de 100 mil pesos. Finalmente, este trabajo rindió frutos y la feria dejó de ser un sueño para convertirse en un proyecto bien consolidado.

Desde años atrás, el antiguo Paso de Novillos escogió a San Juan Bautista como santo patrono y protector del lugar, a quien se le atribuye el progreso y bienestar de la región, festejándolo con fiestas celebradas en el atrio de la parroquia, en solares, fincas y patios particulares, con gran jolgorio acompañado de comida regional y pequeños grupos musicales. Esta adoración sigue vigente hasta el día de hoy, con actividades litúrgicas, bailables, exposición artesanal y agrícola, y actividades culturales.

Como en todo gran evento no puede faltar la belleza femenina como marco que engalana el ambiente festivo, y esta tierra pródiga en dulzura frutal también lo es en sus mujeres, hermosas y altivas, de gran atracción como el aroma de los azahares, con hermosa sonrisa que deleita a propios y extraños como el más rico néctar de sus exquisitas naranjas. Por este sin fin de cualidades, no podían quedar en el olvido las primeras reinas que dieron galanura y presencia desde la primera feria martinense, se merecían un reconocimiento, el tributo que el cronista de la ciudad, el maestro Melquiades Castro Aguilar hizo para ellas con esta importante obra, recopilando, investigando minuciosamente como es su costumbre, la información que da cuerpo a la obra que hoy nos ocupa: Ferias y Reinas Martinenses.

Preocupado desde hace muchos años por el rescate y el resguardo de la historia de su terruño, ha trabajado incansable sorteando vicisitudes y obstáculos, aún con la salud quebrantada en algún momento no descuidó su valiosa labor, entregando cuerpo y alma a la recopilación cronológica de las huellas que han dejado los personajes que formaron esta tierra de oportunidades.

Escribir sobre las fiestas del pueblo y de aquellas hermosas mujeres que con su simpatía, gracia y personalidad dieron realce a las festividades dedicadas a San Juan, fue un compromiso pendiente, compromiso cumplido exitosamente con una valiosa publicación que quedará como testigo para las generaciones venideras de la pujanza y valía de los habitantes de Martínez de la Torre.

Nuestro cronista recopila datos, fechas y nombres de 29 chicas que altivas portaron la corona y el cetro como reinas de la feria, desde la primera representante que fue la señorita Elda Alarcón, para después enlistar los datos que le fue posible conseguir en su ardua investigación. Hijas de familias distinguidas y trabajadoras avecindadas en esta próspera población, dan cuenta de la importancia de su papel como soberanas representando el honor y la valía de la gente martinense. Nombres que traen gratos recuerdos quedaron registrados para la historia en este compendio, como Sara Salcedo Mújica, Bertha Vásquez Repetto, Dolores Sedeño, Adela López Moncada, Violeta Quiroz Galindo, María Luisa Pérez Gómez.

Desde la Antigüedad, la belleza femenina ha sido reconocida y admirada, diosas griegas, romanas y egipcias eran deidades extremadamente poderosas y veneradas, al igual, en las culturas mesoamericanas se adoraba este atributo con Xochiquétzal como símbolo. Así, como diosas de la belleza desfilaron ante cientos de ciudadanos Olga Pérez, María del Carmen López, Isabel Gómez, Antonia Alarcón, Martha Angélica Torres, Martha Manterola.

La lista es larga y, desde luego valiosa, la que encontrarán y se deleitarán al sumergirse en la lectura de Fiestas y Reinas Martinenses, obra que contribuye a la conservación del acervo histórico de esta importante ciudad citrícola y ganadera, con el estilo claro y directo que caracteriza la escritura de nuestro querido amigo, el maestro Melquiades Castro Aguilar, complementado con fotografías como testigos de la belleza de las soberanas evocando gratos recuerdos de aquella época. Tómenlo en sus manos, repasen cada página, disfruten este recorrido por el pasado   como en un día de feria.