Si los políticos de oposición defendieran a la democracia con la misma vehemencia, devoción y heroísmo como defienden el dinero de sus partidos políticos, desde hace muchos años que México sería ejemplo democrático del mundo.

Ya quisiéramos muchas y muchos que los jugadores de las Águilas del América tuvieran cuando menos la mitad de la ferocidad animal, con los colmillos de fuera y el lomo erizado, con la que los políticos de oposición perrean el billete. (No voy a abundar en eso del América, porque la herida está muy fresca).

De hecho, si ahorita aterrizaran unos extraterrestres iba a estar difícil explicarles que aquí en este planeta hay un partido político, Morena, que está peleando para que le quiten dinero en el futuro y para que le permitan devolver la mitad del que ya le dieron.

A pocas personas sensatas les pasa inadvertido que en México los partidos políticos, chicos y grandes, durante muchos años han sido una mina de oro para quienes los explotan como si fueran un negocio.

Desde hace décadas, dirigir un partido implicaba disponer de recursos sin supervisión, sin rendición de cuentas.

Los líderes salían de la dirigencia siendo ricos, embarcando a empleados, caseros, proveedores y hasta a su propia militancia. No eran pocas las historias del clásico líder que se había ido con la cochina al monte con el dinero de los representantes de casilla. O del candidato o candidata que tuvieron que renunciar a medio proceso porque el dinero que sus líderes le habían prometido para la campaña nunca llegó.

Con el tiempo, el dinero que se destina -o se destinaba- a los partidos políticos alcanzó niveles grotescos. Sin ir muy lejos, veracruzanas y veracruzanos destinamos más de 350 millones de pesos anuales de dinero del pueblo para mantener a los partidos. Eso en un año normal, porque cuando hay elecciones les toca más.

Les comento lo anterior porque resulta que los políticos de oposición no se han rendido en su defensa del dinero, luego de que el año pasado, por segunda ocasión, reformamos la ley para recortar ese gasto a la mitad.

Recortamos nada menos que 176 millones de pesos. Recorte que Morena celebró y a los de oposición les dolió hasta el fondo del alma.

Ahora los opositores están perreando ese dinero en los tribunales con el apasionamiento de una hiena herida que defiende con garras y dientes a sus cachorros.

Desde ahora se los digo: pase lo que pase en los tribunales, en Morena no vamos a rendirnos con el recorte a los partidos -incluido el nuestro-. Es un compromiso con el pueblo, es una convicción personal de quienes militamos en Morena y es una deuda contraída que estamos decididas y decididos a honrar.

Esa hambre que tienen ellos por el dinero, la tenemos nosotros por cumplirle al pueblo. Si ellos no se cansan, nosotros tampoco.

*Diputado local. Presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso de Veracruz.