Fuente:History
Esta terrible pandemia causada por la bacteria Yersinia pestis asoló diversas zonas del planeta a lo largo de varias oleadas durante siglos. La peste de Justiniano, en 561 d.C., mató a unas 10.000 personas al día, pero una de las más famosas y mortíferas fue la epidemia de peste que asoló Europa en el siglo XIV y que acabó con la vida de millones de personas.
No existía cura y los médicos de la época sólo podían prescribir lo que ellos consideraban brebajes protectores y antídotos. Pero los «médicos de la peste» del siglo XVII no trataban a los enfermos sin ningún tipo de protección, sino que llevaban un atuendo que hoy podemos considerar sorprendente, una indumentaria que se atribuye a Charles de Lorme, quien describió un atuendo que incluye un abrigo revestido de ceras aromáticas, unos calzones dentro de las botas, una camisa metida dentro del pantalón, sombrero y guantes de piel de cabra.
Los médicos también llevaban una vara para no tocar a las víctimas con las manos. El «sombrero» incluía anteojos y una máscara con una nariz de 15 cms en forma de pico «llena de perfume y con dos agujeros, uno a cada lado de las fosas nasales, suficiente para respirar y transportar en el aire que se respira la impresión de las hierbas colocadas en la punta del pico».
El objetivo de este singular atuendo era proteger al médico de los «miasmas» que causaban la enfermedad, que en la época se pensaba que se propagaban por el aire envenenado y que podían causar desequilibrio en los fluidos de las personas. Para evitar estos «miasmas» llenaban estas máscaras con triaca, una elaboración de más de 55 hierbas, polvo de víbora, canela, mirra y miel. De Lorme afirmaba que la forma picuda de la máscara daría al aire el tiempo suficiente para impregnarse de esta solución protectora antes de llegar a las fosas nasales del médico, que así no respiraría aire contaminado.