Maricarmen Delfín Delgado
Cómodo, práctico, fácil de colocar, de mil colores, diseños y tamaños, es el pantalón, prenda versátil y atractiva; tenemos uno especial para cada ocasión, desde el que nos acompaña en la cama, hasta el elegante y llamativo que llevamos en la fiesta. En la actualidad es la prenda de vestir mas usada en el mundo, llevándose el primer lugar el democrático pantalón de mezclilla. Por necesidad o por moda, llegó para quedarse y cada día afirma más su permanencia.
En la época de las cavernas sus habitantes se cubrían la región pélvica con pieles enrolladas hasta las pantorrillas para protegerse del frío, lo que se observa en una pintura rupestre de hace más de 10,000 años, en una comarca de la región de Aragón en España, que muestra la figura de un hombre con una especie de pantalón corto.
Hace 4000 años los nómadas del centro de Europa ya los usaban, eran bombachos y atados a la cintura, desde entonces ha sufrido muchos cambios, fue en 1830 que apareció como lo conocemos hoy en día. Su origen se atribuye a los celtas hace 2600 años, siendo exclusivo de los hombres, especialmente en los pueblos ecuestres como los mongoles y los escitas, para los romanos era ropaje de bárbaros prohibiendo su uso hasta antes de la era cristiana, después se convirtió en una prenda de uso común.
En 1860 durante la fiebre del oro en EEUU, el empresario Levi Strauss creó el jean o pantalón de mezclilla para cubrir las necesidades de los mineros, quienes por el duro y arduo trabajo, necesitaban una prenda de tela resistente y remachada. Antes de la Segunda Guerra Mundial el pantalón era ropa exclusiva para los hombres, al desatarse ésta las mujeres entraron al campo laborar y empezaron a usar esta pieza por lo cual fueron muy mal vistas en un principio. Más tarde los movimientos feministas incluyeron entre sus reclamos el derecho de utilizarlo como signo de igualdad con el hombre.
En nuestro país, entre 1920 y 1930 era una moda incipiente para las mujeres de la capital, las pocas que se atrevían a usarlo eran severamente criticadas, las juzgaban por dar un espectáculo antiestético y ridículo y querer imitar a los varones, siendo desde épocas pasadas símbolo de masculinidad. Sin embargo, para otras culturas ancestrales no era así, ya que los varones usaban prendas que se asemejan a las faldas o batas como atuendo común. En 1935 aparecen los jeans femeninos (Lady Levi´s) quedando como la pieza indispensable en todo guardarropa.
El pantalón de mujer es la pieza clave de un movimiento histórico en la moda, esta prenda, polémica en sus inicios, es el símbolo de “libertad femenina” en muchos aspectos, a partir de la década de los 60 la sociedad se fue acostumbrando paulatinamente a su uso, tanto que fue dejando atrás a la femenina falda y al coqueto vestido, hoy en día ocho de cada diez mujeres lo visten cotidianamente, es más, para algunas es la única prenda en su guardarropa a la par de blusas, camisetas, tops, etcétera, para su diario atuendo.
Durante los siglos XIX y XX el traje compuesto por saco y falda era por norma la vestimenta para las damas de clase media y alta, con la incorporación al campo laboral esta indumentaria se reafirmó perdurando hasta la aparición de la mini falda que competía con el pantalón, aunque la mini era sexy y femenina, el primero era vanguardista y atrevido marcando un cambio, una revolución en las costumbres y en la moda. Sin embargo, alrededor de 1880 las chicas ya usaban bombachos ajustados a la rodilla para pasear en bicicleta y falda-pantalón para la equitación.
El pantalón llega a nuestro país con la Revolución Mexicana, como lo hizo en otros países en guerra, algunas soldaderas masculinizaron la vestimenta femenina al portar por necesidad botas, sombrero y pantalones a la par de rifles y carrilera, como se aprecia en las fotos de la época. Curiosamente, el pantalón en México empezó a usarse en la década de los 50, imitando a las artistas y a las mujeres famosas de todo el mundo como Coco Chanel, Audrey Hepburn y Marlene Dietrich, o María Félix y Frida Kahlo.
El pantalón ha resistido el “jaloneo” entre lo masculino y lo femenino, antes de ellos ahora de ellas, prenda usada en todas las épocas de la historia de la humanidad, sin duda el lugar que se ha ganado nunca le será arrebatado. En nuestro país las mujeres “los llevan bien puestos”, en el trabajo, en la escuela, en la casa, en todos los planos es evidente que las mexicanas “tienen muchos pantalones”.