Maria del Carmen Delfín Delgado

Bienvenido este rico periodo del año, aparece después de la calma primavera y antes del frío otoño para reanimar la vida en todos los sentidos, cálida estación que se asocia a la cosecha, a la abundancia, la vendimia, el sol y la adultez en el ser humano; este ciclo condujo, desde milenios atrás, a que el hombre entendiera la vida como un eterno morir y renacer, natural y repetitivo. Con días más largos y noches más cortas, nos brinda la oportunidad de apreciar el entorno, disfrutar las horas con luz y movimiento, disfrutar la vida en todo su esplendor.

Las civilizaciones antiguas en todos los continentes han dado un sentido místico y religioso al solsticio de verano ya que solían rendir culto a sus dioses, mayormente las deidades solares que eran las principales en casi todas las culturas milenarias. Para los asirios la sequía en el verano era resultado de la muerte del dios Baal provocada por su hermano Mot; para los romanos el verano representaba a una doncella coronada con doradas espigas y sosteniendo una antorcha, también como un varón fornido que sostiene en su hombre el cuerno de la abundancia.
Los griegos lo concebían como la personificación de Carpo (fruta), también llamada Damia (madre tierra), la Hora del verano y el otoño, diosa de las frutas, de los árboles frutales, los jardines y las huertas; hija de Brisa o viento del oeste. Además, este fenómeno natural de cuatro periodos consecutivos representaba una constante batalla entre fuerzas divinas entre sus deidades Hades y Démeter, disputándose la compañía de Perséfone, hija de este último y esposa de Hades.

El verano, temporada de viaje, de iniciación, de aventura, también ha sido inspiración en el arte, creaciones musicales, pictóricas, literarias y bellos cantos se han creado por admiración a esta encantadora estación, algunas obras poco conocidas, y no por ello menos valiosas, y otras presentes en nuestro imaginario como íconos en su género.

El bello verano, novela escrita en 1940 y publicada en 1949, del italiano Cesare Pavese (1908-1950), ambientada en Turín, relata la inevitable pérdida de la inocencia de Ginia, una ingenua adolescente que se ve seducida por un joven pintor, tras remordimientos y resistencia interior finalmente cae ante el asedio, lo que la sumerge a una dolorosa realidad.

Noches blancas, de Fiódor Dostoievski, historia que tiene como escenario las tibias noches que ocurren en el solsticio de verano en San Petersburgo, donde un joven solitario e introvertido conoce a una chica a la orilla del canal para entablar una relación tras citarse noche tras noche, ella relata su triste historia, en forma sutil y envolvente se perciben las grandes pasiones humanas como el amor, la ilusión, la esperanza, el desengaño.

Truman Capote nos introduce en un drama pasional y candente del verano en Nueva York en Crucero de Verano, donde una chica de 17 años se niega a viajar en un crucero con sus padres en pleno verano, absurdo pero conveniente para ella que tiene otro plan, un romance con el empleado del estacionamiento donde guarda su auto, a la par del varano también avance el amorío que se tornará cada vez más serio y equívoco.

Sueño de una noche de verano, conocida comedia de William Shakespeare escrita alrededor de 1595, narra los acontecimientos durante la boda de Teseo, duque de Atenas, con Hipólita reina de las amazonas, a la par de las aventuras de otros amantes atenienses y un grupo de actores aficionados que actúan bajo el encantamiento de las hadas del bosque donde transcurre la historia.

El compositor clásico Félix Mendelssohn escribe la obertura del mismo nombre y otras piezas musicales inspirado en la obra en 1842, las que sirvieron de acompañamiento en muchas presentaciones. En 1960 Benjamín Britten, compositor británico, escribe una ópera basada en la comedia de Shakespeare, con libreto escrito por él y el tenor Peter Pears. Así mismo, se han hecho decenas de versiones para el cine en distintas épocas.

El artista William John Montaigne crea en 1846 la hermosa representación de la escena llamada “Ven, sobre este lecho de flores reposa” de Sueño de una noche de verano, en un óleo con múltiples y coloridas imágenes, donde se aprecian los míticos personajes del bosque encantado y un joven recostado sobre un tronco seducido por los encantos de una mujer.

Antonio Vivaldi y su famosa obra Las cuatro estaciones, para violín y orquesta, que consta de cuatro conciertos, cada uno dedicado a las estaciones del año; el autor publicó el concierto acompañado de unos poemas, cada explica el significado de que representa cada movimiento. Verano es el segundo concierto divido en tres movimientos (rápido-lento-rápido); aquí un fragmento del soneto que lo describe:

Bajo dura estación por el Sol encendida
Languidece el hombre, languidece el rebaño, y arde el pino;
Suelta el cuco la voz, y cuando la entienden
Cantan la torcaz y el jilguero.
El Céfiro dulce sopla, pero en disputa
Se mueve Bóreas de improviso a su lado;
Y llora el zagal, porque suspendida
Teme a la fiera borrasca, y su destino.

El óleo “En Verano” de August Renoir, es el retrato de la joven Lise Tréhot, amante del pintor, de estilo naturalista con una composición simple, ella sentada con las manos juntas descansando sobre un fondo de densa vegetación, en tórrido verano.