Maricarmen Delfín Delgado

Las familias rurales e indígenas se manejan bajo un esquema tradicionalista, algunas basadas en sus usos y costumbres, en el cual la mujer tiene un lugar inferior desde pequeña, se le considera no apta para el estudio, se le impide asistir a la escuela, se les prepara para atender a los varones del núcleo familiar y al futuro esposo, su infancia la viven entre el trabajo en el hogar y el del campo, son inducidas a sentirse inferiores en el contexto familiar y social.

Las mujeres de clase media con formación profesional aspiran a ser reconocidas en todos los ámbitos de la sociedad, con actitudes de liderazgo se abren paso en terrenos que en el pasado eran mayormente masculinos, con resultados que rebasan las expectativas de un mundo acostumbrado a verlas como el sexo débil. Sin embargo, un mínimo porcentaje son directivos en grandes empresas (4 mujeres por cada 10 hombres), aunque son reconocidas como colaborativas y confiables.

Enfrentan más dificultades familiares que los varones, tienen que dividir su tiempo entre la casa, los hijos y el compromiso laboral ya que la mayoría de los hombres no se hace responsable de esta compleja dinámica, aunado a la brecha salarial frente al sueldo masculino. En México las mujeres profesionistas son el 47% de la población actual.
Gracias a la entereza femenina se ha logrado que la sociedad y los gobiernos fijen la mirada a problemas que afectan y atañen a todos formando organizaciones civiles que trabajan para mejorar la calidad de vida de la población en sus diferentes aristas. En el aspecto político las mujeres mexicanas han avanzado logrando en 2019 la paridad de género en la toma de decisiones con una reforma constitucional en reconocimiento al liderazgo, el talento y los derechos ciudadanos y políticos de las mujeres de este país.

A toda mujer en su papel de madre, se le debe reconocer la importancia en nuestra vida: genética, física, moral y emocional, todo lo que ella significa en la crianza y formación de los hijos, sobre todo, en el plano moral y afectivo. Muchas mujeres desempeñan un doble papel en el núcleo familiar tomando como suya la responsabilidad que le corresponde al padre, en nuestro país muchas mujeres son el sostén económico de sus descendientes haciéndose cargo, además, de otros integrantes como padres o nietos. En algunos casos el padre está físicamente pero no puede o no quiere cumplir con la obligación que le corresponde, otras son madres solteras, viudas con hijos pequeños, o madres adoptivas que deciden entregar su vida a hijos que no estuvieron en su vientre. En México hay un promedio de 16 millones de madres trabajadoras, que representan 74% de la población femenina económicamente activa en el país.

Actualmente, la institución familiar ha cambiado su estructura y su conformación vista desde diferentes áreas de estudio como la sociológica, pedagógica, económica, sicológica, histórica y antropológica entre otras, pues interactúa y está sujeta a los cambios y fenómenos sociales más allá de los miembros que la conforman. Desde el punto de vista sociológico y antropológico, la familia ha sido considerada la principal institución y base de las sociedades humanas, sin embargo, debido a los cambios que ha sufrido la colectividad en la última década, esta percepción se ha modificado.