Alberto Calderón P.

Las enfermedades infecciosas siempre fueron motivo de exclusión social al no contar con un tratamiento efectivo para su control, desde la antigüedad, para tener un ejemplo vayamos a la lepra surgida probablemente en la India y llevada a Egipto en una de las Expediciones de Alejandro Magno como lo menciona el papiro Berlín de la época de Ramsés II, es una referencia del siglo XX antes de cristo.

Los enfermos eran relegados, rechazados por sus familias, las comunidades, los leprosos eran obligados a utilizar campanas para avisar de su presencia y así alertar el riesgo que representaban a los ciudadanos. Las personas que tenían contacto con ellos se les consideraba hombres valientes que se arriesgaban para ayudarlos, muestra de ello la vemos en La Biblia que cuenta como Jesús cura a un leproso.

Con sus debidas proporciones vemos con tristeza como esos héroes que llegan todos los días y prácticamente arriesgan sus vidas por salvar las de otros, son juzgados por gente inconsciente, irracional y con un grado bastante desarrollado de ignorancia y los agrede, los juzga como si ellos fueran los responsables de este virus.

Pero no solo ellos, los familiares de los pacientes que enferman de Covid – 19, también son mal vistos por la sociedad, del ejemplo expuesto se tiene miles de años y a la fecha el ser humano sigue teniendo esas prácticas discriminatorias con los enfermos y con los médicos, enfermeras, camilleros y todos los que de alguna forma se encuentran en la cadena de atención.

Veo al presidente de este país que pasa por alto estas circunstancias y por el contrario abona maltratando a los doctores y después tiene que ofrecer disculpas a regañadientes, no hace nada por tomar el liderazgo y ofrecer un discurso sensato de integración hacia las comunidades renuentes a que se saniticen y para que dejen vacunar a sus niños, nada de ello está en su discurso diario, eso no es de su interés. Sin embargo la literatura, los medios y la sociedad harán su parte, creando conciencia, no basta con decir que se quede la gente en su casa, hace falta discursos creíbles desde la presidencia. El subsecretario de salud y su eterna curva que no se aplana, posponiendo los tiempos de la estabilidad y el decremento en los casos, sus constantes cambios de cifras en las proyecciones de contagios y muertes es algo preocupante. Con ello se desvanece la credibilidad en las instituciones, ya no es tan fácil convencer a la gente con los resultados que se ofrecen.

Regresando al tema, la literatura universal está plagada de historias de enfermos y de médicos, de sanatorios, hospitales. Historias de familias, de pueblos y de culturas abatidas por epidemias, pandemias, impregnadas de la vulnerabilidad del ser humano ante todo tipo de enfermedades. Sus obras literarias abordan temas médicos que aparecen en: versos, metáforas, libros, crónicas, poesías, ensayos.

Existen registros de enfermedades desde hace XX siglos antes de nuestra era, hasta las más recientes novedades, muy pronto leeremos historias del confinamiento, ficciones y realidades del Coronavirus, nos espera una etapa donde las pandemias serán un tema central en las obras literarias. Esto es plenamente justificable debido a que la literatura es una expresión de las vivencias y sentimientos ante acontecimientos de cada uno, forma parte de nuestro imaginario, ronda en nuestro pensamiento el temor al contagio, el sufrimiento y la muerte, algo que ha puesto en evidencia nuestra fragilidad, vemos de cerca los casos asociados al dramatismo individual y nuestra incapacidad ante el destino inmediato.

Xalapa2000@hotmail.com
Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores. (REVECO).