María del Carmen Delfin Delgado

Gracias a las investigaciones de arqueólogos y antropólogos forenses sabemos del origen de nuestra especie, los primeros hombres, quiénes eran, cómo vivían y de qué enfermedades murieron; algunos restos aún llevan como tatuaje las huellas de sus enfermedades y accidentes. Como en todo grupo social, en su organización había uno o varios miembros encargados del cuidado y auxilio de sus integrantes, hombres y mujeres, es decir, sus enfermeros, su función era guiada por el jefe de la tribu.

Desde tiempos remotos los seres humanos han trabajado por la preservación de la especie procurando la vida en grupo, la alimentación, la defensa del territorio y la salud primordialmente.

Algunos miembros eran los encargados de transmitir los conocimientos a las siguientes generaciones, también había un intercambio cultural al relacionarse con otros grupos, lo que abonó para su evolución desde la prehistoria. En esta etapa la mujer desempeñaba un papel importante en las sociedades comunitarias, era la encargada de alimentar, atender y cuidar a los pequeños, a los enfermos y heridos en sus comunidades, era la responsable de asegurar el mantenimiento y la preservación de la vida.

En la Edad Media se avanzó con la mejora de las condiciones de vida en la población, en el campo terapéutico se trabajó con dos líneas: el empirismo con tratamientos quirúrgicos, fármacos, dietas, masajes y baños. El segundo fue la magia que consistía en curaciones con exorcismos, encantamientos, plegarias, ofrendas y sacrificios.

Los griegos y los romanos contribuyeron significativamente en el avance de la medicina y las demás disciplinas médicas; el cristianismo impulsó a gran parte de la población a cuidar enfermos favoreciendo la creación de enfermerías en los monasterios y hospitales. En esta cultura se destaca la figura de Hipócrates (460 a.C.) considerado el “padre de la Medicina” por sus aportaciones al nacimiento de las ciencias médicas. El hipocratismo propugna la observación del enfermo desde la cama basado en el conocimiento científico, implementó el cumplimiento de un código ético que hasta la fecha juran los médicos y enfermeros.

Con el dominio de los romanos sobre los griegos se mezclaron los conocimientos de las dos culturas donde sobresale la fundación y organización de escuelas de medicina y profesiones sanitarias como enfermería y obstetricia; es destacable la presencia de mujeres en estas escuelas con una legislación muy completa en este campo. Ellas heredaban su conocimiento científico mezclado con el empirismo a otras mujeres, implementaron al cuidado de los enfermos con extractos de hierbas aplicados con edemas, cataplasmas, vapores, gargarismos e infusiones. Esta enfermería incipiente o enfermería intuitiva fue un importante avance para el cuidado del enfermo.

Los monasterios se convirtieron en centros de cultura y asistencia a la población en la salud, en cada uno había un hospital con salas dedicadas a hombres atendidas por enfermeros y salas para mujeres atendidas por enfermeras; poco a poco monjes y monjas fueron supliendo al personal de enfermería, con una filosofía del dualismo cuerpo-alma apoyada en la oración con cuidados paliativos.

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