Alberto Calderón P.
Los seres humanos siempre nos deleitamos con las historias de los otros, quizá por que de alguna forma nos vemos reflejados en ellas, eso es parte del éxito de las redes sociales, también lo hacen las grandes empresas de Internet de forma indiscriminada afectando nuestra privacidad sin damos cuenta, para ellos somos mercancía, hacen estudios de mercado, experimentos sociales en empresas, inducen y manipulan nuestra información y gustos, la venden, la utilizan para fines que no conocemos.
La autora del libro “La era del capitalismo de vigilancia” Shoshana Zubof, nos pone en claro muchas cosas que para la mayoría pasan desapercibidas, como la regulación del contenido que se encuentra en Internet, las grandes compañías al igual que los usuarios se oponen con firmeza a que se den estas regulaciones con el argumento de que limitarían la capacidad de información libre que circula hoy de forma casi inmediata a lo largo y ancho del planeta, pero al abrigo de esa posición con más de veinte años de este gran invento que se masificó de forma impresionante, las grandes compañías se volvieron poderosas con una capacidad ilimitada para conocernos completamente, somos rehenes de ellos por gusto y afición, el Internet se convirtió en el espacio sin gobierno más grande del mundo, basta mencionar que un registro a una aplicación se convierte en miles de datos nuestros que engrosan sus archivos y a partir de ahí nos volvemos vulnerables, presas de la vigilancia, pasamos del caos de datos iniciales que fue tomando forma y ahora no son de los gobiernos, se apoderaron de ellos haciéndolos de su propiedad el capital privado.
Pero los servicios gratuitos que se ofrecen para la búsqueda de información inmediata como Google o Facebook, que se volvieron nuestro asistente personal en el bolsillo, y nuestra forma para comunicarnos, parecería que lo buscamos para resolver cualquier pregunta, duda o poner una fotografía de lo que desayunamos hoy, en realidad los consorcios nos buscan, intentan guiarnos por los caminos que le interesan, sabiendo de nuestros gustos y aficiones a partir de lo que frecuentamos, esta información la vende a los grandes anunciantes y de ahí se desatan una serie de incómodos anuncios de los que ahora está plagada toda o la mayoría de las páginas que visitamos, los periódicos, revistas y otros sitios concurridos también reciben un beneficio económico por permitir que inunden sus páginas con basura, el único vulnerable de la cadena es el usuario final.
Facebook conoce toda la información de los usuarios que tiene guardada y clasificada, pudiéndola vender sin restricción alguna, el número telefónico, la dirección, los gustos, la familia, el reconocimiento facial. La compañía Delta Air Lines quien puso a prueba su uso en Atlanta con los pasajeros frecuentes, a partir del argumento de hacer más eficiente el abordaje, es un ejemplo de vulnerabilidad, ahora saben todo de sus usuarios frecuentes.
El Financial Times hizo público que Microsoft realizó lo que llamaron “un entrenamiento” y tomaron 10 millones de imágenes de la cara tomadas de Internet, sin el consentimiento de los usuarios con el argumento de que servirían para una investigación académica, sea para estos fines u otros es una muestra de que nuestra información la usan como quieren.
Somos tan vulnerables y necesitados de las redes que pagaríamos para que no nos excluyeran de ellas, aún sabiendo que hacen mal uso de nuestros datos personales. ¿Usted qué opina?
Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores (REVECO)